Las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) fueron un cuerpo élite de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) creado en 2016 durante el gobierno de Nicolás Maduro, oficialmente para combatir el crimen y el terrorismo (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch). Con el tiempo, las FAES fueron señaladas por múltiples organismos y ONG por graves violaciones de derechos humanos, al punto de ser descritas como un “escuadrón de la muerte” o una “maquinaria de muerte” contra la población civil (¿Disueltas las FAES? – PROVEA). Entre las acusaciones documentadas se incluyen ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias, torturas y desapariciones forzadas, principalmente contra jóvenes de sectores populares. Estos abusos habrían ocurrido con impunidad sistemática y como parte de políticas de control social del régimen de Maduro (Venezuela: Investigación de la ONU concluye que se cometieron crímenes de lesa humanidad | Human Rights Watch) (Policía siembra terror en barrios, ayuda a Maduro al control del país.). A continuación se presenta un informe estructurado sobre estos abusos, los períodos y regiones afectados, el perfil de las víctimas, los organismos que han documentado las violaciones, los presuntos responsables identificados públicamente y la reacción del Estado venezolano, incluyendo reformas policiales recientes.
Abusos denunciados y patrón de violaciones
Ejecuciones extrajudiciales: el abuso más atribuido a las FAES son las ejecuciones extrajudiciales. Numerosas fuentes independientes han documentado un patrón de operativos letales en zonas pobres. Agentes de FAES (vestidos de negro, a menudo con pasamontañas) irrumpían en viviendas sin orden judicial, sacaban a familiares y luego ejecutaban a hombres jóvenes desarmados que acusaban de delincuentes (¿Disueltas las FAES? – PROVEA) (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch). Tras las muertes, era común la alteración de la escena: se colocaban armas o drogas junto a los cadáveres y se realizaban disparos al aire o paredes para simular un “enfrentamiento” y alegar que las víctimas “se habían resistido a la autoridad” (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch). En muchos casos los familiares reportaron dificultades para recuperar los cuerpos, obtener autopsias o certificados de defunción (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch), lo que sugiere intentos de encubrimiento.
Diversas investigaciones han revelado que estas muertes habrían sido ejecuciones sumarias y no enfrentamientos reales. Por ejemplo, una investigación de Reuters sobre 20 asesinatos atribuidos a FAES encontró que testigos y videos contradijeron las versiones oficiales que los presentaban como bajas en tiroteos (Policía siembra terror en barrios, ayuda a Maduro al control del país.). Human Rights Watch (HRW) documentó casos donde los fallecidos fueron vistos con vida por última vez bajo custodia de las FAES y luego aparecieron muertos (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch), encajando en la definición de desaparición forzada seguida de ejecución. Organizaciones como la Oficina del Alto Comisionado de la ONU (ACNUDH) han concluido que muchas de estas muertes “constituyen ejecuciones extrajudiciales” (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch).
Torturas y tratos crueles: además de matar, las FAES han sido acusadas de torturar y maltratar. En los operativos, se registraron golpizas y otros abusos a detenidos. HRW reportó el caso de un hombre detenido por las FAES que fue torturado con choques eléctricos, asfixia con bolsa plástica impregnada de químicos, golpes y patadas, supuestamente porque un comandante de FAES lo acusaba de robar la moto de su esposa (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch). Este trato constituye tortura y no es un hecho aislado. La ACNUDH señaló patrones de tortura y tratos crueles en las detenciones efectuadas por fuerzas de seguridad venezolanas, incluyendo posiciones de estrés, asfixia, descargas eléctricas, mutilaciones y violencia sexual, para obtener confesiones o castigar opositores (Venezuela: Investigación de la ONU concluye que se cometieron crímenes de lesa humanidad | Human Rights Watch). Si bien muchos casos de tortura en Venezuela se atribuyen a organismos de inteligencia (SEBIN, DGCIM), algunas denuncias involucran a efectivos de la PNB/FAES en actos similares durante redadas o interrogatorios en comunidades.
Detenciones arbitrarias y allanamientos ilegales: las FAES operaban con escasa o nula supervisión judicial. Sus agentes realizaban allanamientos sin orden, deteniendo personas sin el debido proceso (¿Disueltas las FAES? – PROVEA). Con frecuencia, las víctimas eran sacadas de sus hogares bajo acusaciones no comprobadas de delincuencia u oposición política, y muchas terminaban muertas poco después. Durante la Operación de Liberación del Pueblo (OLP) –un plan de seguridad anterior (2015-2017) al cual las FAES dieron continuidad– ya se habían denunciado detenciones masivas arbitrarias, desalojos forzosos y destrucción de viviendas en comunidades humildes (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch). Las FAES, creadas tras la OLP, replicaron o profundizaron estas prácticas; de hecho, fueron concebidas para mantener la “dinámica” represiva de la OLP bajo otro nombre (Fuerzas de Acciones Especiales – Wikipedia, la enciclopedia libre). Amnistía Internacional y otras ONG señalan que estas acciones buscaban infundir temor y castigar a sectores pobres que habían dejado de apoyar al gobierno (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch).
Posibles motivos políticos: aunque las FAES se presentaban como un comando antidelincuencia, varias evidencias indican un uso político. La ACNUDH investigó 20 ejecuciones entre junio de 2018 y abril de 2019 y observó que, dados “el perfil de las víctimas, el modus operandi y la presencia continuada de las FAES en las comunidades tras los operativos”, es preocupante que se estuviese usando a las FAES para infundir miedo y control social (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch). En al menos 6 casos de asesinatos documentados por la ONU, las víctimas eran opositores o percibidas como tales, ejecutadas durante redadas posteriores a protestas antigubernamentales (notablemente en el contexto del apoyo popular a Juan Guaidó en 2019) (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch). Esto sugiere que las FAES no solo actuaron contra el hampa común, sino también contra disidentes políticos y manifestantes, integrándose a la estrategia de represión del gobierno. Incluso el líder opositor Juan Guaidó denunció en 2019 que agentes FAES hostigaron a su familia como forma de intimidación política (Misión Internacional Independiente de determinación de los hechos sobre Venezuela – Wikipedia, la enciclopedia libre).
Períodos y regiones más afectadas
Las denuncias contra las FAES se concentran principalmente desde 2017 hasta 2020, periodo en el cual se les atribuye la mayor cantidad de operativos letales. Algunos hitos y cifras clave:
- 2017: las FAES entran en operaciones activas durante la agitación política de ese año. Tan solo entre mayo y noviembre de 2017, en Caracas (Área Metropolitana), 31% de los homicidios cometidos por fuerzas de seguridad fueron obra de las FAES (124 muertes de un total de 403) (Fuerzas de Acciones Especiales – Wikipedia, la enciclopedia libre). Esto representó el 62% de todas las muertes causadas por la PNB en ese periodo (Fuerzas de Acciones Especiales – Wikipedia, la enciclopedia libre), indicando la letalidad desproporcionada de este grupo táctico.
- 2018: se intensifican las operaciones. El propio gobierno reportó cifras alarmantes de civiles muertos en supuestos “enfrentamientos”: 5.995 casos en 2016 y 4.998 en 2017, y luego alrededor de 5.287 en 2018 (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch) (Informe Bachelet: más de 5.000 venezolanos ejecutados …). Muchas de estas muertes fueron atribuidas a la PNB/FAES y al CICPC. La Alta Comisionada de la ONU calificó de “sorprendentemente alta” la cantidad de ejecuciones extrajudiciales reportadas en 2018 (5,287 people killed during Venezuela security operations in … – PBS). Este año vio operativos polémicos como el de El Junquito (15 de enero de 2018), donde fuerzas combinadas –incluyendo FAES– sitiaron y ejecutaron al ex-policía rebelde Óscar Pérez y su grupo (7 muertos), en un hecho condenado por su carácter extrajudicial.
- 2019: coincidiendo con protestas masivas y la crisis presidencial, las FAES habrían acentuado su accionar. Según datos recolectados por la ONU, unas 7.000 personas murieron a manos de fuerzas de seguridad entre enero de 2018 y mayo de 2019 en contextos de “resistencia a la autoridad” (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch). La ONU indicó que muchas de esas muertes “pueden constituir ejecuciones extrajudiciales” (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch). De hecho, la oficina de Michelle Bachelet investigó casos ocurridos entre junio 2018 y abril 2019 con patrones casi idénticos de jóvenes ejecutados por FAES en situaciones donde el uso de la fuerza letal no era necesario (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch). Un pico de violencia se registró en enero de 2019, cuando decenas de jóvenes de barrios populares fueron abatidos durante el levantamiento cívico-militar a favor de Guaidó; estas muertes (al menos 27 en pocos días) se atribuyeron en parte a FAES actuando como brazo represor en los barrios (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch). En septiembre de 2019, Bachelet reportó que su oficina “siguió documentando casos de posibles ejecuciones extrajudiciales cometidas por miembros de las FAES en algunas zonas del país”, evidenciando que las prácticas continuaban (El fiscal del régimen de Maduro dijo que “no entiende” qué pasa con las FAES, el cuerpo policial acusado por la ONU de ejecuciones sumarias – Infobae).
- 2020: aún durante la pandemia, las operaciones letales no cesaron. Organizaciones locales contabilizaron cientos de presuntas ejecuciones. PROVEA registró al menos 672 víctimas de ejecuciones extrajudiciales a manos de las FAES solo en 2020, consolidando a este cuerpo como “el más letal” en cuanto a ejecuciones de ese año (PROVEA على X: “Las FAES son el cuerpo policial más letal en …). Algunos estados del interior experimentaron cifras especialmente altas. Por ejemplo, en el estado Lara (occidente), se reportaron 135 presuntas ejecuciones extrajudiciales en solo los primeros 6 meses de 2020 (Lara: 135 presuntas ejecuciones extrajudiciales de enero a junio 2020 – PROVEA), siendo las FAES de la PNB el cuerpo que más muertes causó en la región. Otras entidades muy afectadas incluyen Zulia, donde además de asesinatos se denunciaron secuestros por funcionarios FAES, y Caracas (especialmente parroquias como Catia, Petare, La Vega, etc.). En conjunto, las cifras de 2017-2020 indican miles de víctimas fatales atribuidas a FAES; PROVEA estima 2.260 ejecuciones cometidas por FAES en todo el país solo en ese lapso (PROVEA on X: “2260 personas fueron víctimas de presuntas …).
- 2021: tras años de denuncias, la actividad de las FAES pudo haberse reducido ligeramente, pero no desapareció. Un hecho emblemático fue la masacre de La Vega (Caracas) a principios de enero de 2021: en un mega-operativo contra supuestas bandas, participaron unos 650 efectivos de seguridad incluyendo las FAES (AI pide que la Corte Internacional investigue 14 ‘ejecuciones’ en Caracas – El Comercio). Según Amnistía Internacional, al menos 14 hombres (dos de ellos menores de 18) fueron asesinados en La Vega entre el 6 y 9 de enero de 2021 en lo que calificó como “probables ejecuciones extrajudiciales” (AI pide que la Corte Internacional investigue 14 ‘ejecuciones’ en Caracas – El Comercio). Se denunció que podría haber hasta 10 víctimas más además de las confirmadas (AI pide que la Corte Internacional investigue 14 ‘ejecuciones’ en Caracas – El Comercio). AI subrayó que este caso exhibe la continuidad de una “política letal de control social” y señaló la posible responsabilidad de autoridades de alto nivel, incluido Nicolás Maduro, en permitir dichas operaciones (AI pide que la Corte Internacional investigue 14 ‘ejecuciones’ en Caracas – El Comercio). En total, organizaciones documentaron 1.414 ejecuciones extrajudiciales en Venezuela en 2021 (por todas las fuerzas), una cifra aún “letal” aunque algo menor que años previos (Denuncian más de 1.400 “ejecuciones extrajudiciales” en … – RFI).
En resumen, los años 2018 y 2019 representan el punto álgido de las violencias atribuidas a las FAES, en medio de la emergencia humanitaria y la inestabilidad política. Caracas y las ciudades densamente pobladas concentraron muchos casos (barrios humildes considerados opositores), pero estados del interior como Lara, Zulia, Anzoátegui, Aragua y Miranda también figuran entre las regiones más golpeadas. Las víctimas cayeron tanto en operativos cotidianos contra el crimen como en contextos de represión de protestas (tras manifestaciones o levantamientos locales). La extensión geográfica de los abusos sugiere una práctica sistémica a nivel nacional, más que hechos aislados.

Perfil de las víctimas
Jóvenes varones de sectores populares: la gran mayoría de víctimas de las FAES han sido hombres jóvenes, en su mayoría pobres. Según documentó la ONU, el perfil típico eran varones entre 18 y 30 años de edad de barrios marginalizados (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch). Muchos estaban desempleados o subsistían con trabajos informales. Las autoridades suelen tildarlos de “delincuentes” o miembros de pandillas, aunque familiares y ONG frecuentemente desmienten esas acusaciones indicando que varios no tenían antecedentes o ya habían cumplido pequeñas condenas. Por ejemplo, Reuters expuso el caso de José Arévalo, de 29 años, trabajador de una tienda y padre de familia, con un antiguo antecedente por robo menor, quien suplicó por su vida ante agentes FAES que lo interrogaron y posteriormente lo ejecutaron en 2019 (Policía siembra terror en barrios, ayuda a Maduro al control del país.). Este patrón –jóvenes humildes catalogados sumariamente como criminales y ejecutados sin juicio– ha llevado a organizaciones a afirmar que las FAES actuaron como un grupo de exterminio de jóvenes pobres (Fuerzas de Acciones Especiales – Wikipedia, la enciclopedia libre).
Familiares y entornos intimidados: si bien las muertes se concentran en jóvenes varones, sus familias y comunidades también son víctimas indirectas. En muchos operativos, las FAES sometieron a tratos degradantes a los familiares (apuntándoles con armas, obligándolos a tirarse al piso o salir de sus casas) y generaron terror en comunidades enteras. Algunas familias fueron víctimas repetidas: HRW relata el caso de primos en Lara que suplicaron por sus vidas y fueron asesinados, no siendo la primera pérdida para esa familia a manos de fuerzas de seguridad (Lara: 135 presuntas ejecuciones extrajudiciales de enero a junio 2020 – PROVEA). El miedo colectivo ha sido un resultado deliberado: se reporta que tras ciertas redadas, las FAES permanecían un tiempo patrullando el vecindario para reforzar el mensaje de intimidación (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch).
Presuntos delincuentes vs. opositores: oficialmente, casi todas las víctimas fueron presentadas por el gobierno como delincuentes comunes abatidos en enfrentamientos. Sin embargo, múltiples fuentes indican que muchos eran inocentes o no representaban amenaza letal en ese momento. Además, una porción de las víctimas tenía un perfil distinto: militantes sociales, manifestantes u opositores. La ACNUDH confirmó casos de opositores políticos ejecutados en redadas post-protesta (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch). Un ejemplo es Fernando Albán, concejal opositor que murió bajo custodia del SEBIN en 2018 (caso emblemático de posible ejecución encubierta como “suicidio”) –aunque este caso no involucra a FAES, ilustra el clima para disidentes. En el contexto FAES, se ha señalado la muerte de al menos un líder comunitario de oposición en 2019 y las ya mencionadas muertes tras las manifestaciones pro-Guaidó. Así, si bien el blanco principal de las FAES fueron jóvenes pobres (bajo la excusa de combatir delincuencia), en ocasiones el motivo real pudo ser político, castigando protestas o lealtades opositoras en esas comunidades (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch). Esto refuerza la tesis de un patrón de limpieza social y control político mezclados.
Menores de edad: ha habido víctimas menores de 18 años. En la masacre de La Vega (2021) dos adolescentes de 17 años figuran entre los fallecidos por las FAES (AI pide que la Corte Internacional investigue 14 ‘ejecuciones’ en Caracas – El Comercio). También se denunció el caso de un niño de 16 años muerto en un operativo en Petare (Caracas) en 2019. Estos incidentes muestran que ni siquiera los menores estuvieron a salvo, pese a la especial protección que debieran tener según la ley.
En síntesis, las víctimas directas de las FAES han sido en su mayoría jóvenes varones empobrecidos, a quienes el Estado debió proteger pero que terminaron siendo tratados como enemigos internos. Sus muertes no solo significan la pérdida de vidas generalmente sin juicio previo, sino también dejan secuelas profundas en sus familias (madres, viudas, hijos huérfanos) y en la sociedad venezolana, particularmente en las comunidades populares que viven en un estado de terror y vulnerabilidad frente a quienes deberían brindar seguridad.
Documentación por organismos nacionales e internacionales
Las violaciones de derechos humanos atribuidas a las FAES han sido extensamente documentadas por organismos internacionales, organizaciones no gubernamentales y algunas instancias nacionales. A continuación se resumen las principales investigaciones y pronunciamientos:
- Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para DDHH (ACNUDH): la oficina de la Alta Comisionada Michelle Bachelet ha seguido de cerca la situación. En julio de 2019, la ACNUDH publicó un informe contundente instando al gobierno venezolano a tomar medidas inmediatas para frenar las ejecuciones extrajudiciales (UN Human Rights report on Venezuela urges immediate measures …). Este informe señaló un “número asombrosamente alto” de muertes a manos de fuerzas de seguridad (casi 7.000 en un año y medio) y resaltó patrones de ejecuciones cometidas por las FAES contra jóvenes varones desarmados (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch). Bachelet llegó a recomendar la disolución de las FAES en su visita a Venezuela de junio 2019 (El fiscal del régimen de Maduro dijo que “no entiende” qué pasa con las FAES, el cuerpo policial acusado por la ONU de ejecuciones sumarias – Infobae), denunciando que este cuerpo incurría en asesinatos y abusos con impunidad. En actualizaciones posteriores ante el Consejo de DDHH de la ONU (septiembre 2019, marzo 2020, etc.), Bachelet reiteró preocupación porque su recomendación no fue atendida y “se siguieron documentando” ejecuciones atribuidas a FAES (El fiscal del régimen de Maduro dijo que “no entiende” qué pasa con las FAES, el cuerpo policial acusado por la ONU de ejecuciones sumarias – Infobae). La ACNUDH además investigó casos específicos: en un informe de septiembre 2020 señaló que las FAES y el CICPC fueron responsables del 59% de todas las muertes atribuidas a fuerzas de seguridad analizadas por sus expertos (Venezuela: Investigación de la ONU concluye que se cometieron crímenes de lesa humanidad | Human Rights Watch). Asimismo, la oficina destacó la falta de investigaciones serias por parte de las instituciones venezolanas, lo que contribuye a la impunidad (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch).
- Misión Internacional Independiente de la ONU (FFM): esta misión de expertos, establecida en 2019 por el Consejo de DDHH, presentó en septiembre de 2020 un extenso informe (411 páginas) concluyendo que en Venezuela se cometieron crímenes de lesa humanidad (Venezuela: Investigación de la ONU concluye que se cometieron crímenes de lesa humanidad | Human Rights Watch). La FFM documentó 223 casos y analizó casi 3.000 incidentes más para identificar patrones. En cuanto a ejecuciones extrajudiciales, corroboró decenas de casos atribuidos a las FAES y otras fuerzas, y afirmó que la mayoría de estas violaciones fueron parte de un ataque generalizado y sistemático contra la población civil, siguiendo políticas estatales (Venezuela: Investigación de la ONU concluye que se cometieron crímenes de lesa humanidad | Human Rights Watch). La misión enfatizó que autoridades del más alto nivel (incluido el jefe de Estado) “tenían conocimiento” de estos delitos, y que comandantes y superiores sabían o debían saber lo que ocurría y no lo impidieron (Venezuela: Investigación de la ONU concluye que se cometieron crímenes de lesa humanidad | Human Rights Watch). En otras palabras, implicó directamente a la cadena de mando del gobierno en los crímenes de las FAES. En informes posteriores, la Misión ha seguido monitoreando: su cuarto informe (septiembre 2023) señaló que la nueva unidad DAET es en la práctica la continuación de las FAES, e identificó a funcionarios específicos (ex-FAES o SEBIN) involucrados activamente en torturas y violaciones, pidiendo investigarlos (Dirección de Acciones Estratégicas y Tácticas – Wikipedia, la enciclopedia libre). La FFM ha sido una voz clave que corrobora las denuncias de ejecuciones sistemáticas por FAES y demanda rendición de cuentas internacional.
- Human Rights Watch (HRW): la organización humanitaria internacional ha realizado investigaciones de campo sobre las FAES. En septiembre de 2019, HRW publicó el informe “Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos”, donde documentó patrones de abusos policiales graves e impunes en comunidades que dejaron de apoyar a Maduro (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch). HRW entrevistó a testigos y familiares de víctimas en Caracas e interior, obteniendo certificados de defunción que coincidían con relatos de ejecuciones a sangre fría (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch). Este informe de HRW halló las mismas tácticas descritas: irrupciones violentas, víctimas obligadas a arrodillarse o acostarse antes de ser baleadas, alteración de escenas y simulación de “enfrentamientos” (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch). HRW vinculó estas prácticas de FAES con la política previa de la OLP en 2015-2017, recordando que ya entonces se denunciaron 500+ muertes en redadas y abusos similares presentados falsamente como combate al crimen (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch). José Miguel Vivanco, director para las Américas de HRW, declaró que las autoridades venezolanas “cometen abusos aberrantes en comunidades de bajos recursos” en medio de la crisis, “haciendo justicia por mano propia” al matar y detener arbitrariamente a quienes acusan de delitos sin pruebas (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch). HRW también destacó la colusión del sistema de justicia: fiscales y jueces en Venezuela en vez de investigar, han contribuido a garantizar la impunidad de estos abusos (Venezuela: Investigación de la ONU concluye que se cometieron crímenes de lesa humanidad | Human Rights Watch). Informes anuales de HRW (Reporte Mundial) han seguido señalando a las FAES como responsables de presuntas ejecuciones extrajudiciales en Venezuela, y apoyando la continuidad de mecanismos internacionales de investigación dada la falta de justicia interna (Renovación del Mandato de la Misión Internacional Independiente …).
- Amnistía Internacional (AI): Amnistía ha calificado las acciones de las FAES como parte de una “política de represión” estatal basada en “hambre, castigo y miedo”. En 2019, AI publicó “Hambre, castigo y miedo: la fórmula represiva de las autoridades de Maduro”, denunciando cómo las fuerzas de seguridad (incluyendo FAES) castigaban a población vulnerable mediante violencia letal y otras violaciones, para sofocar críticas (Hambre, castigo y miedo, la fórmula de represión en Venezuela). Amnistía ha documentado casos como el de La Vega 2021, emitiendo una declaración pública en febrero 2021 donde presentó evidencias de que esas muertes fueron ejecuciones extrajudiciales “sistemáticas” de hombres jóvenes en situación de pobreza (AI pide que la Corte Internacional investigue 14 ‘ejecuciones’ en Caracas – El Comercio). AI instó a la Fiscalía de la Corte Penal Internacional a tomar en cuenta estos nuevos crímenes en su examen sobre Venezuela (AI pide que la Corte Internacional investigue 14 ‘ejecuciones’ en Caracas – El Comercio). Asimismo, AI enfatizó que la cadena de mando llega a los más altos niveles: “involucran a las autoridades al más alto nivel, incluyendo a Nicolás Maduro”, señaló sobre La Vega (AI pide que la Corte Internacional investigue 14 ‘ejecuciones’ en Caracas – El Comercio). En informes anuales recientes, AI ha recalcado que si bien en 2022 disminuyeron los casos de ejecuciones, la maquinaria represiva sigue intacta, con tácticas diferentes pero con los responsables de siempre sin rendir cuentas (Informe de la ONU revela nuevas tácticas de represión en Venezuela).
- Organizaciones venezolanas de DDHH: varias ONG locales han sido fundamentales en registrar y visibilizar estos abusos. PROVEA (Programa Venezolano de Educación–Acción en DDHH) lleva un monitor de ejecuciones llamado Lupa por la Vida, en conjunto con el Centro Gumilla, que ha contabilizado año a año las muertes a manos de cuerpos de seguridad. PROVEA ha denunciado que las FAES fueron “el cuerpo policial más letal” en 2018, 2019 y 2020, con miles de víctimas. En redes, PROVEA divulgó el dato de 2.260 personas ejecutadas presuntamente por las FAES entre 2017 y 2020 (PROVEA on X: “2260 personas fueron víctimas de presuntas …). También ha impulsado campañas como #SinLuzVerdeParaMatar, aludiendo a que estas ejecuciones ocurrieron con la “luz verde” (autorización implícita) de los altos mandos (FAES Archives – PROVEA) (FAES Archives – PROVEA). COFAVIC (Comité de Familiares de Víctimas) y otras ONG han acompañado a familiares de víctimas; de hecho, Bachelet en 2019 se reunió con familiares organizados por COFAVIC para escuchar testimonios de ejecuciones perpetradas por FAES y otros cuerpos (Bachelet en Venezuela: la esperanza de las víctimas | COFAVIC). Transparencia Venezuela publicó reportajes donde familiares directamente responsabilizan al FAES por asesinatos de sus hijos y denuncian impunidad (Misión Internacional Independiente de determinación de los hechos sobre Venezuela – Wikipedia, la enciclopedia libre). También la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha expresado preocupación, instando al Estado venezolano a desmantelar estas unidades y garantizar justicia a las víctimas (medidas cautelares y comunicados en 2019-2020). Por último, iniciativas ciudadanas como Monitor de Víctimas (que documenta homicidios en Caracas) han evidenciado la actuación recurrente de FAES en supuestos enfrentamientos con características de ajusticiamiento.
En suma, existe un amplio consenso entre organismos internacionales, ONGs y activistas de que las FAES cometieron violaciones graves y sistemáticas. Los informes de Naciones Unidas –tanto de Bachelet como de la Misión Independiente– han aportado legitimidad y visibilidad global a estas denuncias, incluso hablando en términos de crímenes de lesa humanidad. Las ONGs nacionales han complementado con datos locales, nombres de víctimas y presión sostenida. Toda esta documentación ha sido clave para procesos como el examen preliminar de la Corte Penal Internacional, que en efecto en noviembre de 2021 evolucionó a una investigación formal sobre crímenes de lesa humanidad en Venezuela, abarcando las ejecuciones extrajudiciales. La recopilación rigurosa de casos, cifras y patrones por estas entidades busca asegurar que los responsables no queden en la impunidad.

Responsables presuntamente implicados
Cadenas de mando y altos funcionarios: las investigaciones señalan que la responsabilidad por los abusos de las FAES no recae solo en los autores materiales, sino que alcanza los niveles más altos del gobierno venezolano. La Misión de la ONU determinó que “autoridades de alto nivel” estaban al tanto de los crímenes y, en algunos casos, dieron órdenes o aval tácito (Venezuela: Investigación de la ONU concluye que se cometieron crímenes de lesa humanidad | Human Rights Watch). Entre los señalados explícitamente están:
- Nicolás Maduro: Presidente de la República desde 2013. Según la misión de la ONU, “autoridades del más alto nivel, incluido el Jefe de Estado” tienen responsabilidad directa en abusos como ejecuciones extrajudiciales (Venezuela: Investigación de la ONU concluye que se cometieron crímenes de lesa humanidad | Human Rights Watch). Amnistía Internacional igualmente ha mencionado a Maduro como partícipe de la política que permitió las ejecuciones (por acción u omisión) (AI pide que la Corte Internacional investigue 14 ‘ejecuciones’ en Caracas – El Comercio). Más allá de los informes, Maduro públicamente respaldó la actuación de las FAES; en julio de 2019, días después de las recomendaciones de Bachelet de disolver el grupo, Maduro exclamó “¡Que viva el FAES!” y expresó su pleno apoyo a la unidad “en su labor diaria” (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch). Este espaldarazo público indica que lejos de sancionar sus excesos, el mandatario los incentivó. Por esto, diversas organizaciones lo consideran principal responsable político de las violaciones cometidas por las FAES.
- Néstor Reverol: Ministro del Poder Popular de Interior y Justicia durante 2016-2020 (actualmente ministro de Energía). Como jefe de ese ministerio, Reverol tenía la PNB bajo su mando (y por ende a las FAES) reportándole directamente a Maduro (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch). Fue Reverol quien difundió las cifras oficiales de miles de “resistencias a la autoridad” en 2016-2017 (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch), y en general defendió las políticas de seguridad dura. La ONU establece que comandantes y superiores que “sabían o debían saber” de los crímenes y no actuaron para prevenirlos son responsables (Venezuela: Investigación de la ONU concluye que se cometieron crímenes de lesa humanidad | Human Rights Watch). Reverol encaja en esa descripción, por omisión o aquiescencia. Si bien internamente no ha sido investigado, Estados Unidos lo sancionó en 2017 por narcotráfico y la Unión Europea en 2018 por graves violaciones de derechos humanos (las sanciones UE mencionan específicamente la represión de fuerzas bajo su autoridad).
- Rafael Enrique Bastardo Mendoza: Comandante directo de las FAES durante el período más crítico (2017-2019). Bastardo, un teniente coronel, dirigió las operaciones de FAES y ha sido nombrado en numerosas denuncias. Fue uno de los jefes del operativo El Junquito contra Óscar Pérez en 2018 (Fuerzas de Acciones Especiales – Wikipedia, la enciclopedia libre). En reconocimiento de su rol en abusos, el gobierno de EEUU lo designó públicamente el 2 de agosto de 2019 por su participación en ejecuciones extrajudiciales y represión (Fuerzas de Acciones Especiales – Wikipedia, la enciclopedia libre) (Fuerzas de Acciones Especiales – Wikipedia, la enciclopedia libre); esto implicó revocación de visa y congelamiento de bienes. También el Reino Unido lo sancionó en 2020 por violaciones a DDHH (Fuerzas de Acciones Especiales – Wikipedia, la enciclopedia libre). Bastardo fue destituido de las FAES en algún punto de 2019 (tras la fallida insurrección del 30A); informes señalan que fue “expulsado” luego de participar en la Operación Libertad (intento de alzamiento de 2019) (Fuerzas de Acciones Especiales – Wikipedia, la enciclopedia libre), lo que sugiere pugnas internas. Falleció en 2024 de un infarto (Fuerzas de Acciones Especiales – Wikipedia, la enciclopedia libre) sin haber rendido cuentas ante la justicia venezolana o internacional. Su nombre se ha convertido en símbolo de la brutalidad policial bajo el régimen.
- Otros mandos de seguridad: Además de Bastardo, hay otros oficiales asociados a la represión letal. Por ejemplo, Iván Hernández Dala, jefe de la Dirección de Contrainteligencia Militar (DGCIM), fue sancionado junto a Bastardo por EEUU en 2019 como responsable de torturas y abusos (Hernández Dala supervisa el DGCIM, acusado de torturar detenidos políticos, complementando la represión de FAES) (Secretary Pompeo – X). Remigio Ceballos (ex jefe del Comando Estratégico Operacional) y Vladimir Padrino López (Ministro de Defensa) han sido mencionados en informes por permitir o coordinar operativos represivos, aunque su involucramiento es más en protestas militares que en FAES directamente. La Misión ONU 2023 identificó a tres funcionarios actuales: José Miguel Domínguez Ramírez (jefe de la Dirección de Acciones Estratégicas y Tácticas, DAET), Carlos Alberto Calderón Chirinos (director del DAET) y Ronny González Montenisos (jefe de investigaciones del DAET), todos ellos provenientes del SEBIN o FAES y presuntamente implicados en torturas y violaciones recientes (Dirección de Acciones Estratégicas y Tácticas – Wikipedia, la enciclopedia libre). Esto evidencia la continuidad de personal represor en la nueva estructura policial.
- Autoridades judiciales cómplices: si bien no ejecutan, fiscales y jueces venezolanos han sido señalados como responsables de la impunidad que rodea estos crímenes. La Misión ONU acusó al poder judicial venezolano de tener un “rol directo” en detenciones arbitrarias y de asegurar la impunidad de los abusos (Venezuela: Investigación de la ONU concluye que se cometieron crímenes de lesa humanidad | Human Rights Watch). Un nombre mencionado es el de Tarek William Saab, Fiscal General designado por la asamblea constituyente de Maduro. Saab ha sido criticado por inacción frente a las masivas denuncias contra FAES. En un episodio, Saab admitió públicamente “no entender qué pasa con el FAES” tras conocerse que agentes de ese cuerpo secuestraron a un empresario en Zulia en 2020, y prometió investigar (El fiscal del régimen de Maduro dijo que “no entiende” qué pasa con las FAES, el cuerpo policial acusado por la ONU de ejecuciones sumarias – Infobae). Sin embargo, esas investigaciones no han prosperado en condenar a altos jefes. Saab y el Defensor del Pueblo Alfredo Ruiz aparecen como encubridores por omisión, pues sus despachos no han brindado justicia efectiva (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch).
En conclusión, las denuncias públicas han apuntado tanto a los ejecutores directos (miembros de FAES) como a la cadena de mando política y policial que permitió la campaña de terror. Nombres como Maduro, Reverol y Bastardo surgen recurrentemente en informes y sanciones internacionales (Venezuela: Investigación de la ONU concluye que se cometieron crímenes de lesa humanidad | Human Rights Watch). Hasta la fecha, ninguno ha enfrentado procesos penales imparciales en Venezuela, pero están bajo el escrutinio de instancias internacionales (sanciones personales, investigaciones de la CPI, etc.). Identificar a estos responsables es crucial para eventuales mecanismos de justicia transicional y rendición de cuentas en el futuro.

Respuesta del Estado venezolano
La reacción del gobierno de Nicolás Maduro ante las acusaciones contra las FAES ha oscilado entre la negación, la justificación y algunas medidas cosméticas. A grandes rasgos, la respuesta del Estado ha sido:
- Negación y defensa de las FAES: lejos de reconocer las violaciones, las autoridades inicialmente defendieron la actuación de las FAES. Maduro desestimó lo que llamó una “campaña mundial” para eliminar a este cuerpo y en diciembre de 2019 ofreció “todo su respaldo” público a las FAES, alegando que eran “una necesidad para la paz, la seguridad y la unión” del país (El fiscal del régimen de Maduro dijo que “no entiende” qué pasa con las FAES, el cuerpo policial acusado por la ONU de ejecuciones sumarias – Infobae). Este discurso oficial insistió en que las FAES combatían criminales y “pacificaban” las comunidades, negando que se cometieran ejecuciones. Incluso, funcionarios han comparado la situación con otros países: el fiscal Saab declaró que “en Venezuela no puede pasar” lo que hizo el FAES en Zulia (secuestro), “eso puede pasar en Colombia o Perú, pero aquí no”, tratando de pintar estos hechos como anomalías aisladas (El fiscal del régimen de Maduro dijo que “no entiende” qué pasa con las FAES, el cuerpo policial acusado por la ONU de ejecuciones sumarias – Infobae). En general, el Estado mantuvo la narrativa de que las muertes eran en enfrentamientos legítimos contra delincuentes peligrosos, pese a las abundantes pruebas en contrario.
- Impunidad e inacción judicial: hasta ahora, muy pocos agentes de las FAES han sido procesados penalmente dentro de Venezuela por estos crímenes. Según información dada por autoridades a la ONU, solo 5 agentes de FAES habrían sido condenados (por cargos como tentativa de homicidio en delitos de 2018) y unos 388 agentes estaban “siendo investigados” por delitos de 2017-2019 (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch). No obstante, la ONU acotó que esas investigaciones carecen de credibilidad, pues la Fiscalía y jueces “generalmente no llevan a cabo investigaciones prontas, efectivas, independientes ni llevan a los responsables ante la justicia” (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch). De hecho, HRW no encontró evidencia de ninguna investigación seria en los casos que documentó (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch). Más bien, hubo pronunciamientos prematuros exonerando a los agentes: en al menos 4 casos, autoridades declararon inmediatamente que las víctimas eran delincuentes sin esperar pesquisas (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch). Este ambiente de impunidad ha sido la norma. Las únicas acciones punitivas internas conocidas contra miembros de FAES han estado relacionadas con delitos comunes (ej. secuestro, extorsión) que afectaron intereses de aliados del gobierno, más que por las ejecuciones de jóvenes pobres. Por ejemplo, tras el secuestro en Zulia de 2020, Saab indicó que “habrá presos” y efectivamente algunos FAES fueron detenidos (El fiscal del régimen de Maduro dijo que “no entiende” qué pasa con las FAES, el cuerpo policial acusado por la ONU de ejecuciones sumarias – Infobae), pero por cometer un crimen no político. No se conocen casos de oficiales de alto rango ni comandantes procesados por las masacres en barrios.
- Intentos de reforma policial: ante la presión internacional, el gobierno anunció medidas de reorganización. En julio de 2019, luego del informe Bachelet, surgieron rumores de que las FAES serían disueltas, pero Maduro lo negó y en cambio reforzó su apoyo. Más adelante, en abril de 2021 el Ministerio de Interior anunció un plan de reestructuración de la PNB, supuestamente para depurar y mejorar los cuerpos policiales (¿Disueltas las FAES? – PROVEA). Se habló de integrar las FAES a otras direcciones. En octubre 2021 extendieron por seis meses el proceso de reforma, sin informar claramente los cambios (¿Disueltas las FAES? – PROVEA). Todo se manejó con opacidad, sin comunicados oficiales detallados (¿Disueltas las FAES? – PROVEA) (¿Disueltas las FAES? – PROVEA). Finalmente, en julio de 2022, se inauguró la Dirección de Acciones Estratégicas y Tácticas (DAET) de la PNB, anunciada como reemplazo de las FAES (Dirección de Acciones Estratégicas y Tácticas – Wikipedia, la enciclopedia libre). Michelle Bachelet afirmó en junio 2022 que “oficialmente habían sido disueltas las FAES”, tomando como indicio la creación de la DAET (¿Disueltas las FAES? – PROVEA). Sin embargo, esta disolución no fue declarada públicamente por decreto ni gaceta; fue más bien un cambio de nombre y redistribución de funcionarios. De hecho, muchos efectivos de FAES fueron simplemente transferidos a otras unidades de la PNB, como la Dirección Contra la Delincuencia Organizada (DCDO) o la División de Investigaciones Penales (DIP) (¿Disueltas las FAES? – PROVEA). La DAET, con funciones supuestamente tácticas, heredó al personal, mandos e incluso modus operandi de las FAES (Dirección de Acciones Estratégicas y Tácticas – Wikipedia, la enciclopedia libre). En palabras de la Misión de la ONU, la DAET ha sido “la continuación de facto” de las FAES, pues al menos 10 de los 15 puestos de mando de la DAET han sido ocupados por antiguos altos cargos de FAES, operando de forma muy similar (PROVEA on X: “La DAET es la nueva FAES. #LaONUdetermina …) (“DAET ha heredado las tácticas represoras de la FAES” – Diario …). Así, la “disolución” de las FAES no implicó el cese real de las prácticas abusivas, sino un intento del gobierno de lavar la imagen frente a la comunidad internacional manteniendo la capacidad represiva.
- Cooperación limitada con organismos internacionales: el Estado venezolano ha mostrado cierta apertura solo cosmética hacia observadores de DDHH. Permitió la visita de Bachelet en 2019 y desde entonces su oficina mantiene presencia en el país con acuerdos de asistencia técnica. Sin embargo, las recomendaciones clave no se han cumplido (disolver FAES, investigar violaciones, liberar detenidos arbitrarios, etc.). En cuanto a la Misión Independiente de la ONU, Venezuela no reconoció su mandato y le negó entrada al país, por lo que la misión trabajó remotamente. El gobierno ha rechazado los informes de la Misión calificándolos de “infundados” o “politizados”. Igualmente, frente a la Corte Penal Internacional, el Estado inicialmente trató de probar que estaba investigando internamente (mostrando estadísticas de casos abiertos contra funcionarios), para frenar la jurisdicción de la CPI; pero la Fiscalía de la CPI evaluó esas acciones como insuficientes. En 2022 Venezuela firmó un Memorando de Entendimiento con la CPI prometiendo reformas judiciales, pero aún no hay resultados tangibles en cuanto a justicia por las ejecuciones.
En resumen, la reacción estatal ha sido defensiva y superficial. No hubo un reconocimiento expreso de la responsabilidad institucional por las masacres atribuidas a las FAES. Por el contrario, las máximas autoridades respaldaron al cuerpo mientras estuvo activo, y cuando la presión fue insostenible, optaron por rebranding (cambiarle el nombre a la unidad) en vez de depurarla o sancionar a los culpables. La impunidad prevalece: como señaló HRW, “no hay ninguna posibilidad de rendición de cuentas hoy” en Venezuela debido a la falta de independencia judicial (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch). Solamente mediante mecanismos internacionales (sanciones individuales, investigaciones de la ONU y la CPI) se ha ejercido algo de presión. A finales de 2023, las FAES ya no existen formalmente, pero sus víctimas siguen sin obtener justicia, y los patrones represivos continúan bajo nuevas siglas. El Estado venezolano, por acción y omisión, no ha protegido los derechos humanos en estos casos y más bien ha sido señalado como responsable directo de graves abusos a través de fuerzas policiales como las FAES (Venezuela: Investigación de la ONU concluye que se cometieron crímenes de lesa humanidad | Human Rights Watch).
Conclusión
Las evidencias recopiladas indican que las FAES protagonizaron violaciones masivas a los derechos humanos en Venezuela, especialmente entre 2017 y 2020, mediante ejecuciones extrajudiciales, torturas y abusos cometidos contra la población más vulnerable. Estos actos, lejos de ser hechos aislados, respondieron a un patrón sistemático que encaja en la definición de crímenes de lesa humanidad según la ONU (Venezuela: Investigación de la ONU concluye que se cometieron crímenes de lesa humanidad | Human Rights Watch). Las regiones populares de Venezuela vivieron un régimen de terror impuesto por este cuerpo policial, con miles de víctimas en todo el país, predominantemente jóvenes pobres. Organismos como la ACNUDH, la Misión de la ONU, HRW y Amnistía Internacional han documentado rigurosamente estos abusos y han concluido que existe responsabilidad de la más alta jerarquía del Estado en permitirlos o incluso ordenarlos (Venezuela: Investigación de la ONU concluye que se cometieron crímenes de lesa humanidad | Human Rights Watch).
A pesar de la abrumadora documentación, el Estado venezolano no ha brindado justicia ni garantías de no repetición. La “disolución” de las FAES en 2022 resultó ser meramente nominal, con la continuidad de sus miembros en la DAET y otros órganos, lo que deja abierta la posibilidad de que las mismas prácticas continúen bajo otro nombre (Dirección de Acciones Estratégicas y Tácticas – Wikipedia, la enciclopedia libre). No obstante, la creciente presión internacional –incluyendo la investigación en curso de la Corte Penal Internacional– mantiene viva la exigencia de rendición de cuentas. Las víctimas y sus familiares, apoyados por organizaciones de derechos humanos, siguen reclamando verdad y justicia. Solo el esclarecimiento de los hechos, sanción a los responsables y reformas profundas en los cuerpos de seguridad podrán cerrar este oscuro capítulo. Por ahora, las FAES quedan en la historia reciente de Venezuela como sinónimo de abusos atroces e impunidad, un recordatorio de la urgente necesidad de restaurar el Estado de derecho y el respeto a los derechos humanos en el país.
Fuentes: Informes de la ONU (Alta Comisionada Michelle Bachelet, 2019; Misión Int. Independiente, 2020-2023) (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch) (Venezuela: Investigación de la ONU concluye que se cometieron crímenes de lesa humanidad | Human Rights Watch); comunicados de Human Rights Watch (2019, 2020) (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch) (Venezuela: Investigación de la ONU concluye que se cometieron crímenes de lesa humanidad | Human Rights Watch); reportes de Amnistía Internacional (2019-2021) (AI pide que la Corte Internacional investigue 14 ‘ejecuciones’ en Caracas – El Comercio) (AI pide que la Corte Internacional investigue 14 ‘ejecuciones’ en Caracas – El Comercio); datos de PROVEA y ONG venezolanas (PROVEA على X: “Las FAES son el cuerpo policial más letal en …) (PROVEA on X: “2260 personas fueron víctimas de presuntas …); declaraciones oficiales recopiladas por medios confiables (Reuters, EFE) (El fiscal del régimen de Maduro dijo que “no entiende” qué pasa con las FAES, el cuerpo policial acusado por la ONU de ejecuciones sumarias – Infobae) (Venezuela: Ejecuciones extrajudiciales en zonas de bajos recursos | Human Rights Watch). Todas las fuentes coinciden en el patrón de violencia e impunidad aquí descrito.