El partido Vente Venezuela denunció la desaparición forzada de dos empleados con más de veinte años de servicio en la casa de la madre de la líder opositora. También se reporta la detención arbitraria del joven periodista Omario Castellanos.
El partido Vente Venezuela denunció este miércoles la desaparición forzada de Reinaldo Emilio Gutiérrez y su hijo Reinaldo Andrés Gutiérrez, encargados desde hace más de dos décadas del cuidado y mantenimiento de la residencia de Corina Parisca, madre de la líder opositora y Premio Nobel de la Paz 2025, María Corina Machado.
Según el Comité de Derechos Humanos de la organización, ambos hombres fueron detenidos el pasado domingo por funcionarios del régimen chavista. Desde entonces, se desconoce su paradero y no han tenido acceso a defensa legal ni contacto con sus familias.
“Fueron secuestrados y sometidos a desaparición forzada por funcionarios del régimen. Su único ‘delito’ es trabajar para la familia de la líder nacional”, denunció Vente Venezuela en un comunicado oficial.
⚖️ Una práctica de castigo por asociación
El partido alertó que este tipo de operaciones responde a un patrón cada vez más recurrente: el uso de represalias colectivas contra personas cercanas a figuras de la oposición.
“Se está aplicando la lógica del Sippenhaft —una práctica de origen totalitario— que castiga a los allegados de un opositor por simple vínculo personal o laboral”, señala el texto.
Vente Venezuela exigió la liberación inmediata de los trabajadores y su presentación ante un tribunal, al tiempo que instó a la comunidad internacional a redoblar la presión sobre el régimen de Nicolás Maduro para frenar el uso de las desapariciones forzadas como herramienta de control político.
Organizaciones como el Foro Penal registran ya más de 875 presos políticos en Venezuela, entre ellos activistas, familiares de dirigentes opositores y ciudadanos acusados bajo cargos infundados de “conspiración” o “traición a la patria”.
🗣️ “Castigar la lealtad doméstica es castigar la humanidad”
En redes sociales, dirigentes y defensores de derechos humanos coincidieron en que el caso de los Gutiérrez evidencia la descomposición moral del aparato represivo venezolano, que criminaliza incluso la lealtad doméstica.
“La represión ha dejado de tener rostro político: hoy castiga la cercanía, la amistad o la familia”, señaló un vocero del Comité de Víctimas de la Persecución.
📰 El caso de Omario Castellanos: represión también contra la prensa
El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) denunció la detención arbitraria del joven periodista Omario Castellanos, estudiante de Comunicación Social y reportero del medio Soy Larense, arrestado junto a su madre y hermano el pasado 16 de octubre en un operativo sin orden judicial.
Durante el allanamiento, fueron confiscados teléfonos y equipos de trabajo, y posteriormente se les imputaron delitos de terrorismo, traición a la patria, incitación al odio y asociación para delinquir: acusaciones que el gremio describe como fórmulas de intimidación contra la prensa independiente.
“En la audiencia se ordenó su traslado a la cárcel de Yare, a más de 300 kilómetros de su residencia. Omario padece serios problemas circulatorios y no ha recibido atención médica”, advirtió el SNTP.
Castellanos, de 24 años, había finalizado recientemente sus estudios universitarios y trabajaba cubriendo turismo y deportes. “Su única arma era una cámara y una libreta”, resumió el sindicato al exigir su liberación inmediata.
🕯️ Un país donde el silencio también se persigue
Los casos de los Gutiérrez y de Castellanos muestran dos rostros de una misma realidad: una dictadura que castiga tanto la palabra como la cercanía.
Mientras María Corina Machado continúa en la clandestinidad, el régimen de Maduro extiende su represión a quienes apenas representan un eco de su entorno.
El patrón es claro: la criminalización de la vida cotidiana.
Trabajar, informar o simplemente conocer a alguien vinculado a la oposición puede bastar para desaparecer.
Fuente: Infobae