En Estados Unidos, un país cuya historia forjaron en buena medida los inmigrantes, el discurso contra los extranjeros que llegan en busca de mejores oportunidades no cede. Sin embargo, las palabras de aquellos que presentan a los inmigrantes como una amenaza no se sostienen: los estudios, como uno publicado recientemente por el Instituto George W. Bush, muestran con claridad que estas comunidades benefician a la economía del país en su conjunto y a los bolsillos de los nativos en particular.
La crisis migratoria en la frontera sur y la política de la administración de Joe Biden no abandonan las primeras planas en Estados Unidos. En el año fiscal 2022 se superó el récord de encuentros con migrantes en la frontera que une al país con México. Y eso cuando aún estaba vigente el Título 42 —la política de salud pública que permitió a los funcionarios rechazar a los migrantes en la frontera desde el inicio de la pandemia— que se acerca a su fin según una decisión judicial. Mientras tanto, el Gobierno tiene en marcha un programa para permitir el ingreso limitado de venezolanos que abandonan su país masivamente.
El debate sobre las ventajas y las desventajas de la inmigración —que en muchas ocasiones pasa por alto los problemas económicos, de violencia y de seguridad que obligan a millones a abandonar sus hogares— está a la orden del día. Y las respuestas del estudio de la organización no partidaria son claras: en múltiples indicadores económicos y de calidad de vida, las ciudades con “poblaciones de inmigrantes relativamente grandes muestran mejores resultados que aquellas con porcentajes menores de población inmigrante”, sostiene la investigación, que muestra su impacto positivo en áreas que van desde los ingresos hasta el desarrollo cultural y que echa por tierra mitos extendidos sobre los inmigrantes, por ejemplo que le quitan el trabajo a los locales o hacen que los salarios bajen.