En su discurso de aceptación del Premio Nobel de la Paz 2025, leído en Oslo por su hija Ana Corina Sosa Machado, María Corina Machado presentó un relato político y humano sobre la historia reciente de Venezuela, con un fuerte foco en represión estatal, presos políticos y violaciones graves de derechos humanos. La dirigente describió al régimen como una estructura que “se fusionó con el crimen organizado” y sostuvo que la libertad no es una consigna abstracta, sino una conquista cotidiana que exige responsabilidad y coraje cívico.
Una narrativa de país: de “refugio” a “Estado represivo”
Machado inició con un repaso histórico que reivindica la tradición republicana venezolana y la idea de dignidad humana como núcleo de la Constitución de 1811. Luego contrastó esa herencia con lo que describió como casi tres décadas de deterioro institucional desde 1999: censura, persecución política, corrupción y colapso social.
También subrayó el impacto humano del éxodo: “nueve millones de venezolanos” obligados a emigrar, presentándolo como una herida colectiva y como una estrategia de fractura social.
Elecciones, organización ciudadana y represión postelectoral
Uno de los ejes del discurso fue la reconstrucción del movimiento opositor a partir de las primarias de 2023 y el trabajo de organización electoral. En ese marco, sostuvo que el candidato opositor Edmundo González Urrutia ganó la presidencial del 28 de julio de 2024 con “67% de los votos”, y afirmó que las actas fueron digitalizadas y publicadas para evidenciar el resultado.

A partir de allí, el tramo más sensible del discurso se centró en denuncias de derechos humanos. Machado afirmó que la respuesta estatal fue el terror: “Dos mil quinientas personas fueron secuestradas, desaparecidas o torturadas”, y denunció detenciones de adolescentes, torturas y violencia sexual en centros de reclusión, describiendo estos hechos como “crímenes de lesa humanidad” y “terrorismo de Estado”, en línea con su llamado a la comunidad internacional a no normalizar la represión.
La libertad como deber moral
Machado planteó una tesis central: la paz no puede existir sin libertad. En una de las frases más destacadas, sostuvo que “la democracia es esencial para la paz” y que, si se quiere democracia, “debemos estar dispuestos a luchar por la libertad”. En el cierre, proyectó una “Venezuela que volverá a respirar”, con cárceles abiertas para presos injustamente detenidos y el regreso de la diáspora.